Lavá y secá el exterior, sacá objetos innecesarios y repasá los neumáticos. Usá un paño de microfibra para evitar marcas, limpiá los vidrios para que no haya reflejos y aspirá a fondo, incluyendo alfombras y asientos.
Fotografiá en horizontal para encuadrar mejor el auto. Usá el modo estándar (1x) y evitá el zoom digital, que reduce la calidad. Si necesitás acercarte o alejarte, movete para evitar distorsiones.
Elegí un lugar abierto y sin distracciones, evitando entradas de casas o cocheras. Usá luz natural en sombra abierta, días nublados o al atardecer para evitar sombras duras o reflejos. Si hay poca luz, mové el auto en vez de usar flash.
Tomá entre 10 y 15 fotos mínimo, cubriendo los cuatro lados (frontal, trasero y laterales) y las cuatro esquinas (¾ frontal y trasero). Si es convertible, fotografialo con el techo arriba y abajo. Asegurate de que el auto entero entre en la imagen sin cortes.
Capturá rayones, golpes o corrosión y fotografiá luces, emblemas, molduras y neumáticos. Es clave que los compradores vean cada detalle antes de visitar el auto.
Sacá fotos del motor desde distintos ángulos y acercate para capturar detalles como cables, correas y etiquetas. Para el chasis, si no tenés elevador, apoyá la cámara en el suelo y apuntá hacia arriba para mostrar motor, transmisión, suspensión, frenos y posibles fugas.
Capturá los asientos y el tablero, asegurando que se vea bien el espacio, capturá detalles como volante, consola central, radio, mandos y signos de desgaste.
Evita fotos que muestren direcciones, patentes o cualquier dato que pueda indicar tu domicilio. Elegí un fondo limpio y equilibrado, evitando elementos que distraigan como carteles, basura o autos cercanos. Mantené el horizonte recto y encuadrá el auto sin dejar demasiado espacio vacío alrededor.
Usá fotos con menos de 6 meses de antigüedad y subilas sin perder calidad en plataformas que conserven la resolución original. Elegí como portada la que mejor luzca y evitá fotos casi idénticas seguidas.